lunes, 30 de julio de 2012

También fuimos campeones (XIII)

Pocos clubes han sido tan exitosos como nosotros en tan poco tiempo. Nuestra historia fue muy bonita por los títulos ganados, pero demasiado corta. El idilio con la élite de nuestro país fue muy intenso, pero interrumpido bruscamente por aspectos totalmente fuera del alcance de los aficionados; eso es lo que me da más rabia, la manera como acabó desapareciendo nuestro club de la primera línea de equipos en Finlandia hasta llegar a la desaparición.

Tampere es una ciudad situada al sur de Finlandia, más conocida por su pasión por el hockey sobre hielo que por sus equipos de fútbol. Aquí se encuentran dos de los clubes de hockey sobre hielo más importantes del país mientras que sus dos clubes de fútbol están jugando actualmente en la tercera división tras nuestra desaparición.

Mi club, el Tampere United, pretendía fusionar a los dos equipos de la ciudad, el FC Ilves y el Tampereen Pallo-Veikot, para formar una entidad más fuerte. No obstante, los dos clubes de Tampere renunciaron a la fusión y prefirieron mantenerse al margen de este proyecto y el Tampere United apareció de la nada en segunda división, ocupando la plaza de un FC Ilves que sufría severas dificultades económicas. Ascendimos en nuestra primera temporada, todo un éxito.

Tras el ascenso, tocaba mantenerse. Poco a poco la popularidad del club iba creciendo, ya que nos convertimos en el mejor equipo de la ciudad tras el descenso del Tampereen Pallo-Veikot, que precisamente bajó esa misma temporada. Ese año volvimos a superar nuestras propias expectativas alcanzando el sexto puesto de la clasificación.

De cara a la siguiente temporada, nuestro objetivo era mejorar. No queríamos quedarnos estancados y a pesar de ser un club muy joven teníamos que progresar superando lo conseguido el año anterior. Lo que no esperábamos era ganar el título de liga tres años después de nuestra creación, rompiendo la hegemonía del FC Haka, el único equipo campeón en Finlandia desde nuestra creación en 1998.

Logramos ese éxito gracias a los goles de Antti Pohja y Jari Niemi, la experiencia del neozelandés Lee Jones, y las primeras paradas de una de las mayores leyendas de nuestro club, Mikko Kavén, con experiencia previa en Escocia y Noruega y que acabaría jugando más de 200 partidos con nuestra camiseta.

A pesar del título de liga, nuestra posterior experiencia en la Champions League no fue positiva, sino todo lo contrario: traumática. Nos tocó enfrentarnos al Pyunik armenio... y el marcador global fue un 0-6 en contra. Una derrota demasiado dolorosa para nosotros. De hecho, el golpe llegó a influir en nuestra trayectoria liguera, ya que terminamos la temporada sextos y sólo sumamos 9 puntos de los 21 que se disputaron después de la goleada recibida en el partido de ida, muy pocos para un equipo que venía de ser campeón.

Aprendimos de nuestro mal 2002 -acabamos quintos- y nos asentamos como un equipo puntero de nuestro país al encadenar tres temporadas de manera consecutiva en la tercera posición. Estabilidad y pequeños viajes europeos en forma de Copa Intertoto para prepararnos para volver a asaltar el título en 2006.

Ganamos la liga de 2006 con una plantilla que mezclaba a la perfección veteranía y juventud. Por ejemplo, teníamos a jugadores que superaban la treintena y con experiencia en otras ligas más potentes como Jarkko Wiss, que tiene el honor de haber sido nuestro último entrenador, o Mirkko Kavén, del que ya os he hablado anteriormente. Estos futbolistas servían como ejemplo para otros más jóvenes como Jussi-Pekka y Juska Savolainen o Antti Hynynen. Si a estos futbolistas les sumamos la aportación de otros jugadores de cierto nivel como Mathias Lindström o Ville Lehtinen, en la plenitud de sus carreras, podemos dedicir que nuestra plantilla era muy competitiva dentro del contexto finés. Además, Jari Niemi había regresado a Tampere tras una enriquecedora experiencia de varios años en distintos clubes belgas pese a no aportar tantos goles como en su primera etapa en el club.

En 2007 repetimos título con el mismo bloque, que apenas sufrió unos pequeños retoques. En cualquier caso, logramos mejorar nuestra plantilla con el regreso del delantero Antti Pohja y la incorporación del jugador de origen rumano Tomi Petrescu, que había jugado con el Leicester City en Inglaterra. Además, completamos una magnífica temporada alzando la Copa, la primera de nuestra corta historia, de tan solo 9 años entonces.

A partir de entonces no volvimos a rendir al mismo nivel. Nuestra plantilla envejeció y varios de nuestros mejores futbolistas optaron por marcharse a equipos y ligas de mayor cartel, como suele ser habitual en los equipos con menor potencial deportivo y económico. Pasamos de competir por títulos a ser séptimos en liga durante tres temporadas consecutivas, un bajón bestial para una afición que había disfrutado muchísimo en las temporadas de esplendor. Visto ahora, con mayor perspectiva, nuestra situación era normal, pero no éramos conscientes ni de la juventud de nuestro club ni de lo difícil que es crearse cierto prestigio en el panorama nacional.

Lo que no esperábamos era que, de golpe, no se nos dejara competir en la Veikkausliiga del año 2011. Un par de semanas antes de empezar la temporada, el 14 de abril de ese mismo año, la Federación Finlandesa de Fútbol decidió retirarnos la licencia para participar en cualquier competición futbolística. La razón eran unas supuestas relaciones de nuestro club con una empresa de Singapur asociada al amaño y la compra de partidos. 

Este golpe tan duro supuso la desaparición del Tampere United. Así, de la noche a la mañana, nos quedamos sin el equipo de fútbol de nuestra ciudad que jugaba en Primera. Repentinamente, Tampere perdió toda su ilusión con el fútbol e incluso se llegó a dudar de si los títulos de liga se habían ganado limpiamente. Así se acabó nuestra historia, bastante exitosa, que tan solo duró trece años. Poco tiempo, pero suficiente como para dejar marcada una huella en la historia del futbol finés.

La reflexión viene luego con el vacío que ha dejado el club. Dos equipos de Tercera en Tampere y una herencia en forma de títulos difícil de igualar. Mi club ya no existe y es difícil identificarse con otros colores y escudos. Como mínimo espero que alguien nos pueda tomar como ejemplo del típico fracaso de un proyecto que creció demasiado rápidamente, empezando por su acelerada ascensión hacia la élite, su posterior etapa (corta) de gloria y la dura (y veloz) caída, que en este caso desembocó en la desaparición del club. Quizás éste sea el legado que deje nuestro club fuera de Finlandia, puede ser. En cualquier caso, esto no me consuela demasiado.

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