Juan
Domínguez, uno de los canteranos y hombres clave en el ascenso del
Dépor, coge el micrófono en el balcón del Ayuntamiento de A Coruña. Da
las gracias a la afición por los que, asegura, son los días más felices
de su vida y cierra su pequeño discursillo con una de las canciones
habituales en las gradas de Riazor: “Cómo me voy a olvidar… Que el Deportivo, ganó, la Liga… Cómo me voy a olvidar… Fue lo mejor que me pasó en la vida…”.
Yo tenía seis años y es el primer partido de fútbol que recuerdo. Era la jornada inaugural de la temporada 99-00, el Deportivo de La Coruña recibía al Deportivo Alavés, y Roy Makaay, que aquel día debutaba con la elástica blanquiazul, terminaría por destrozar a los vitorianos con un hattrick. Sin saber muy bien cómo, acababa de hacerme hincha del Dépor.
Yo tenía seis años y es el primer partido de fútbol que recuerdo. Era la jornada inaugural de la temporada 99-00, el Deportivo de La Coruña recibía al Deportivo Alavés, y Roy Makaay, que aquel día debutaba con la elástica blanquiazul, terminaría por destrozar a los vitorianos con un hattrick. Sin saber muy bien cómo, acababa de hacerme hincha del Dépor.
En las siguientes jornadas el equipo se mostró titubeante, y llegó a bajar hasta la octava posición. Pero aquella liga no era como las de ahora, y tras encadenar 3 victorias consecutivas, el Dépor se hizo con el liderato ganando al Sevilla en la jornada 12. Aquel Dépor-Sevilla fue la primera vez que fui a Riazor. Recuerdo que era el partido del Plus, así que supongo que sería un domingo a las ocho y media. Hacía frío, tenía clase al día siguiente y mis padres no me querían llevar. Insistí mucho y fui. Y acerté.
5-2, con hattrick de Pauleta, exhibición de Djalminha, un gol de Romero (¡Sí, de Romero!), el regreso de Fran tras una larga lesión y hasta Flavio Conceiçao terminando el partido como portero tras la expulsión de Jacques Songo’o. Obviamente, a partir de ahí quise ir siempre al estadio, y mis padres terminaron por hacerme socio.
El
Dépor encadenó otras tres victorias, y llegó a la jornada 16 cinco
puntos por encima del Celta, que era segundo. Se disputaba el derbi
gallego, el único derbi de la historia con los dos equipos en lo más
alto de la Primera División. En un partido con más tensión que fútbol, y
muy recordado por la famosa colleja de Djalminha a Mostovoi, el Turu Flores (como casi siempre en los derbis de esa época) decidió con un gran zurdazo.
En la jornada 23, el Real Madrid de Vicente Del Bosque llegaba a A Coruña en plena escalada, y con la ilusión de que una victoria le dejaría a tan solo 4 puntos del líder. Mauro Silva, el líder absoluto de aquel equipo, se acercó a Djalminha antes de empezar el partido y le dijo algo así como: “Djalma, tienes que hacer algo nada más empezar el partido. Tienen que ver que no tenemos miedo, que vamos en serio”. Y Djalma le hizo caso. El Dépor había salido en tromba, y acorralaba al Real Madrid en su área. Djalminha se acordó de lo que le había dicho su capitán y dejó una lambretta para la historia. Y no se quedó solo en eso. Makaay marcó el primero de cabeza, el genio brasileiro hizo un golazo de falta… Así hasta acabar en otro 5-2, que alejaba definitivamente al Real Madrid de la pelea por la Liga y demostraba que el Deportivo iba muy en serio.
Riazor era un fortín del que prácticamente no escapaban puntos, y del que todos los grandes se iban con la cabeza baja y el carro de goles en contra lleno. Pero el equipo de Jabo Irureta flojeaba fuera de casa y eso, unido a una buena segunda vuelta del Barça de Van Gaal, hizo que la Liga fuese disputada hasta el final.
Jornada
36. El Dépor venía de perder el derbi en Vigo ante un Celta que había
caído hasta mitad de tabla en una flojísima segunda vuelta, y el Barça
estaba a tan solo dos puntos. Llegaba a Riazor el Zaragoza, tercer
clasificado que también soñaba con el título. Los maños se adelantan en
la 2ª parte con un gol de Juanele, pero Makaay y Djalminha le dan la
vuelta al partido en tan solo quince minutos. Djalminha,
tan genio como alocado e irresponsable, se quita la camiseta al
celebrar su gol y es expulsado al recibir una segunda amarilla. El
Zaragoza aprieta, y empata por medio de Xavi Aguado. Si el Barcelona
ganaba, empataría a puntos. El pesimismo y el miedo invaden a una
afición incapaz de olvidar la liga perdida con el penalti de Djukic. Sin
embargo, el Rayo Vallecano gana en el Camp Nou y da aire a un Dépor que
a falta de dos jornadas tiene tres puntos de ventaja sobre el segundo.
La
penúltima jornada sería en Santander, donde el Dépor ya podía ser
campeón, pero sobre todo pretendía no perder para depender de sí mismo
en la última jornada. Empate a cero, lo mismo que hace el Barcelona en
Donosti. Con un punto en la última jornada, en casa y ante el Espanyol,
seríamos campeones.
Real
Madrid y Valencia jugaban la semana siguiente la final de la Champions
League, por lo que solicitaron que la jornada de Liga se jugase el
viernes, y la LFP aceptó. Fue una semana corta, pero tan intensa que se
hizo larga. El
lunes fuimos a clase con la camiseta, el martes la volvimos a llevar,
el miércoles aprovechamos el Día das Letras Galegas para ir a Acea de
Ama a ver el entrenamiento, el jueves volvimos a clase, con la camiseta…
Y llegó el viernes.
Viernes 19 de Mayo del 2000. En todas las ventanas había un trapo blanquiazul. Nosotros fuimos a clase, los mayores fueron a trabajar… pero la ciudad estaba parada. Estaba expectante. Esperando a que llegase la hora. A primera hora de la tarde ya estaba camino de Riazor. Songo’o; Manuel Pablo, Donato, Naybet, Romero; Mauro Silva, Jokanović; Víctor, Djalminha, Fran; Makaay. No he tenido que mirarlo, este once no se me olvidará en la vida.
Recuerdo que nos pusimos cerca del asiento en el que ahora sufro todas las semanas. A los pocos minutos, Víctor se acerca al córner de mi vida. La pone cerradita al primer palo, aparece El abuelo Donato, y gol. Fiesta, y aire. Hasta ese momento, la gente aún se acordaba de Djukic.
Tras
una jugada que, como casi siempre, arranca en la zurda de Fran, el
balón llega al vértigo de la banda derecha. Pared a toda velocidad entre
Víctor y Manuel Pablo. Manolo, con pelo, llega a línea de fondo, recorta, la pone rasa al primer palo y allí llega Roy para batir a Mora. 2-0, y festa rachada. Tras
una ocasión que Naybet saca bajo palos, como tantas veces, el partido
avanza plácido, esperando al minuto 90 para que los jugadores se puedan
unir a la fiesta de la grada. Coruña, entera, se va de borrachera. Unas 200.000 personas tomaron la fuente de Cuatro Caminos, a la espera de sus héroes. Todos cuentan que fue la mayor fiesta en la historia de mi ciudad.
El Real Club Deportivo de La Coruña acababa de ganar su primer título de Liga, la primera y única Liga para un equipo gallego hasta el momento. 69 puntos, 66 goles a favor y 44 en contra. Un equipo base titular formado por Songo’o; Manuel Pablo, Donato, Naybet, Romero; Mauro Silva, Flavio Conceiçao; Víctor, Djalminha, Fran; y Makaay. Y suplentes con mucha participación como Schürrer, Scaloni, Jokanovic, Turu Flores o Pauleta. Augusto César Lendoiro, seguramente la persona más importante en la historia del deporte gallego, había cumplido el sueño que se le había escapado seis años atrás. Pero no se conformó.
Ese verano llegaron Molina, Capdevila, Valerón, Tristán, Pandiani y Duscher entre otros. Los años siguientes, Sergio, Andrade o Albert Luque. Con la ayuda de éstos, y liderados por los hombres importantes en el título de Liga, el Dépor consiguió ganar su 2ª Copa del Rey, el famoso Centenariazo. A este título se sumaron cinco años exitosos en Champions. Victorias en Highbury, delle Alpi, el Olímpico de Múnich, San Siro, Old Trafford, y una semifinal tras la famosa remontada al Milan (4-1 en San Siro, 4-0 en Riazor). Pero esto ya os lo contaré otro día.
Es imposible encontrar a alguien mejor para describir lo que significó el título de liga del Deportivo de la Coruña que un aficionado del propio Dépor. Por esta razón, aprovechando que un equipo español cumplía con los requisitos para formar parte de esta serie de posts había que aprovechar para contactar con un deportivista "de verdad". En este caso, un aficionado que entonces era un niño y que se enamoró de su equipo precisamente en el año más mágico que jamás vivió el club de su ciudad. El aficionado en cuestión es Martín Castiñeira y éste ha sido el resultado final. Ahora, junto a los demás aficionados deportivistas, podrá volver a disfrutar con su Dépor en Primera. Personalmente, ya no puedo dejar de asociar a su equipo con los mejores años del Súper Dépor. No será mi equipo, pero sí parte de mi infancia. E imagino que estuvo presente en la de muchas otras personas. Como en el caso de Martín.
No quería alargarme más al final, pero este post es el que mejor se ajusta a la idea inicial, más basada en centrarse en el título ganado en los últimos 15 años y no tanto en lo que rodea al club y su historia entera. Es más complicado evitar esto último en casos como el Mónaco o el Nantes, pero Martín plasmó mi idea en el papel mejor que yo con sólo unas pocas indicaciones. Estoy encantado con su relato. Un genio.
ResponderEliminarBueeeno, bueeeno. Me explicaste muy bien tu idea. Y solo tenía que contar algo que siempre quise contar. No es para tanto. ;-)
EliminarMuy buen relato de un punto de vista extremamente subjetivo. Recuerdo muy bien el partido del Depor en Múnich en la primera jornada de la CL 2002/2003. Fue mi primer día de medio año en Las Palmas de Gran Canaria, y como aún no tenía piso, seguí el partido en nuestro hotel junto con los empleados allá. Todos pensabamos que, después de que Ballack marcara el empate 2-2, los alemanes iban a ganar el partido, pero fue Makaay con su tercero tanto quien al contrario lo decidió para los gallegos. En el partido de vuelta Makaay también anotó un gol, lo que motivó al Bayern ficharlo la temporada siguiente.
ResponderEliminarEse partido del que hablas fue, seguramente, la mayor exhibición de la pareja Valerón-Makaay jugando juntos. Uno de los grandes partidos del Dépor en UCL.
EliminarY ojo, cuando se habla de aquel Dépor, no se habla demasiado del 0-2 en Highbury. Fue "solo" un partido de la fase de grupos, pero es seguramente el mejor partido del Dépor de Irureta en Champios League. Dominio absoluto del partido ante uno de los Arsenal más fuerte de la era Wenger.
El Depor como nos pilla más cerca a todos seguramente lo sentiremos más. A mí al menos se me han puesto los pelos de punta varias veces con algunos vídeos.
ResponderEliminarMuy buena la entrada, dándole un enfoque distinto a los demás. Se nota que Martín es un incondicional.
Sí, bastante incondicional sí que soy. Y es que es lo más bonito del fútbol. Me alegro de que te haya gustado. ^^
EliminarBravo tio, emociona el relato.
ResponderEliminarHaber si el Depor se reflota y vuelve a estar en la élite del fútbol español.
Un saludo.
Muchas gracias. ^^ Volver a ese nivel es casi imposible, una utopía. Pero como ha dicho Lendoiro hace poco, "¿Por qué no vamos a soñar, si es por lo único que no se cobra?".
Eliminaroh espera, si recuerdo a este Juan Domínguez que mencionaste en el principio de este cuarta parte, y me pregunto que habrá pasado con él??? en cuál equipo estará ahora?? sería interesante saber!
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