jueves, 19 de julio de 2012

También fuimos campeones (II)

Nuestro club está situado al noroeste del país. Nuestra ciudad es la sexta más grande de Francia, una muestra más de la grandeza de nuestro equipo. Somos grandes porque hemos ganado en ocho ocasiones el título de liga, la última en 2001. Pero, a pesar de nuestra larga y exitosa historia en el fútbol francés lo estamos pasando mal en la Ligue 2, donde ya llevamos varios años estancados. De vez en cuando es necesario mirar atrás y recordar que hace únicamente once años fuimos campeones. Pero antes, para comprender las dificultades de nuestra dura realidad, es necesario que te explique algunas cosas de nuestra historia.

Mi equipo se fundó durante la Segunda Guerra Mundial, el 21 de abril de 1943 para ser más exacto. Entonces había 5 equipos en nuestra ciudad y todos ellos se unieron bajo los colores verde y amarillo. A pocas semanas del final de temporada cumpliremos 70 años y espero que sea con un ascenso, porque sería muy triste celebrarlo en la Ligue 2, una división tan poco adecuada para nuestra grandeza. Pero sigo con nuestra historia.

Con el final de la Segunda Guerra Mundial nos convertimos en un club profesional que poco a poco iba progresando en el fútbol francés. Pero no empezamos a crecer de verdad hasta que en 1960 llegó un vasco que se había exiliado a Francia durante la Guerra Civil. Él era un entrenador con ideas innovadoras y una propuesta de fútbol ofensivo. Su nombre, José Arribas.
En sus primeros partidos con el Nantes este entrenador parecía demasiado revolucionario para la época. Poco a poco los jugadores se fueron acostumbrando a sus ideas y empezamos a destacar por tener un centro del campo creativo y capaz de dominar la posesión. No obstante, éramos un club de Segunda y tardamos 3 años en llegar a la primera categoría de nuestro fútbol por primera vez. Un par de años más tarde ganamos nuestro primer título, en un partido ante el Mónaco, que había sido campeón en 1963. No nos podíamos creer lo que habíamos crecido en tan poco tiempo.

Pero Arribas no sólo consiguió el ascenso y el primer título liguero, sino que hizo bastante más. Estuvo entrenando al equipo durante 16 años, que se dice pronto. Él estabilizó a la institución en Ligue 1 y ganó dos títulos más de liga, en 1966 y 1973. Cuando se marchó en 1976, se reflejó una cierta continuidad en su proyecto cuando conseguimos ganar nuestra cuarta liga en 1977. Eran años de dominio del Saint-Étienne, pero ahí estábamos para competir cuando ellos tenían un bajón. Nos convertimos en uno de los grandes de nuestro país. Podíamos estar orgullosos de decir que éramos del Nantes.

En 1979 ganamos la final de Copa ante el Aurerre en una noche mágica. Tras empatar a uno en el tiempo reglamentario acabamos ganando por 4-1 en la prórroga, en parte gracias a los dos goles de Éric Pécout en el tiempo extra. En total, Pécout sumó tres goles que le valieron para alcanzar la categoría de mito de nuestro club. De hecho, jugó 5 partidos con la selección entre 1979 y 1980 y en 1981 fichó por el Mónaco. La culpa, de esos tres goles en la final de Copa.

Durante la década de los ochenta ganamos un par más de ligas, títulos celebrados en 1980 y 1983. El segundo lo ganamos con Jean-Claude Suaudeau en el banco, jugador del Nantes en tiempos de Arribas. Este segundo título de la década tuvo mayor mérito al haberse retirado Henri Michel -una de las leyendas de nuestro club, e internacional con la selección francesa- el año anterior. En cualquier caso, Suaudeau fue otro entrenador que dio continuidad a las ideas del vasco y con él enlazamos varias temporadas en la parte alta de la clasificación hasta que se marchó en 1988. Uno de los jugadores más destacados en esa época fue un defensor de origen ghanés llamado Marcel Desailly, cuyo palmarés está compuesto, entre otros, por un par de Champions, una Copa del Mundo y una Eurocopa. En varios de esos torneos lo acompañó Didier Deschamps, con quien jugó en Nantes, Marsella y en la selección francesa. Porque también estamos orgullosos de que el jugador que alzó la única Copa del Mundo que ha conseguido Francia sea uno de nuestros canteranos. Igual que estuvimos orgullosos de Bossis cuando ganó la Eurocopa de 1984.

Después vinieron años duros. Entre las temporadas 1988-89 y 1990-91 nuestro rendimiento fue empeorando de manera progresiva. De hecho, estuvimos descendidos por problemas financieros durante varios días en 1991, pero al final conseguimos salvar la situación, pasando por una pequeña modificación en nuestro nombre (FC Nantes Atlantique) que reflejó los cambios internos que tuvimos que realizar. Después de una gran década, parecíamos menos grandes. Y eso no gustaba al público de Nantes, acostumbrado a otras cosas, a rozar la gloria.

La amenaza del descenso nos espabiló y nuestros resultados mejoraron. Volvió Suaudeau, jugamos la final de Copa de 1993 y ganamos la liga en 1995, con jugadores como Makelelé, Pignol, Patrice Loko, Nicolas Ouédec, N'Doram o Karembeu, este último campeón del Mundo con Francia en 1998. Ganamos el título perdiendo un único partido y superando a un Olympique Lyonnais que estaba empezando a crecer.
El año siguiente (1995-96) llegamos a las semifinales de la Champions League. Nos eliminó la Juventus, a la postre campeona del torneo y entonces equipo de nuestro ex jugador Didier Deschamps. La eliminación fue una lástima, pero esa temporada celebramos la aparición de dos jóvenes bastante interesantes como Éric Carrière y Frédéric Da Rocha. El primero realizó una importante carrera en Ligue 1 y el segundo rozó los 500 partidos con nuestra camiseta.

Pero tras la temporada 95-96 volvieron los problemas económicos y varias de nuestras estrellas se marcharon. Entre esto y los primeros años de la famosa Ley Bosman, que entonces no acabábamos de asimilar del todo, lo pasamos mal y no podíamos retener a nuestros mejores jugadores. Parecíamos un club pequeño de media tabla, como indicaba nuestra clasificación de 1998 o 1999. Aunque compensamos nuestros malos años ligueros con triunfos coperos en 1999 y 2000, en ambas ocasiones contra equipos que no eran de nuestra división.

Hasta que, de una manera parecida a la temporada 1994-95, renacimos. Teníamos un bloque joven, con los Carrière y Da Rocha citados anteriormente acompañados de otros futbolistas jóvenes que emergían con fuerza, como el portero Landreau, Sylain Armand, Vahirua, Wilfried Dalmat, Grégory Pujol u Oliver Monterrubio. Posiblemente ninguno era el mejor del mundo en su posición -quizás tampoco del país, como indican sus internacionalidades-, pero la cuestión es que formamos un buen bloque, competitivo y capaz de superar al Olympique de Lyon, con quien competimos por el título, como ocurrió en la temporada 1994-95.

Pero, desde ese momento, todo ha ido a peor. ¡Qué lejos queda ese maravilloso año 2001, que perpetuó nuestra alegría tras el gol de oro de Trézeguet ante Italia en la Eurocopa! Nuestro título de  2001 fue un mero espejismo, pues volvimos a los puestos de media tabla de las dos temporadas anteriores. Se marchó Carrière y subieron Djemba-Djemba y Toulalan desde las categorías inferiores. Reforzamos nuestra defensa con dos centrales como Cetto o Yepes, pero no volvimos a competir por el título de liga.

Lo peor vino la temporada 2004-05, cuando sufrimos la amenaza del descenso al vivir la peor temporada en muchos años, únicamente unos meses después de la llegada de los nuevos propietarios, el Grupo Dassaut. Acabamos decimoséptimos, a un único punto del equipo que marcaba la salvación, el Caen. Notamos en exceso las bajas del mercado de verano (Armand, Berson, Maukula, Yepes o Vahirua) y casi lo pagamos caro de verdad. Ya no sólo dejamos de competir por los títulos, sino que luchábamos por algo a lo que no estábamos nada acostumbrados.

Poco a poco se iban marchando nuestros mejores jugadores. Nunca tuvimos un gran poder para retenerlos, pero ahora no podíamos traer a sustitutos de garantías. En verano de 2006 Landreau se marchó al PSG y Toulalan a Lyon. Unos meses después, nosotros nos marchamos a la Ligue 2, donde no jugábamos desde 1963. Y lo hicimos como último clasificado de la Ligue 1.

Afortunadamente, volvimos pronto. Una temporada correcta, a pesar de pasar por algunos momentos duros, nos permitió acabar en la segunda posición que nos devolvía a nuestro lugar, la Ligue 1. Pero todo volvió a ser un espejismo y pasamos a ser un club ascensor, incapaz de mantenerse en la primera categoría de nuestro fútbol pese a realizar un esfuerzo importante en el mercado de traspasos. Tras haber vuelto, el segundo descenso aún dolió más. En estos años, los niños que iban al campo por primera vez ya no comprendían la grandeza de nuestro club, me miraban, incrédulos, cuando les contaba las historias de nuestros días de gloria, buscando refugiarme del negro presente a través de relatos de historias pretéritas.

De la decepción que nos llevamos con el descenso estuvimos cerca de encadenar dos de manera consecutiva, como ha pasado en algunas ocasiones en la liga española. La liga ganada ocho años atrás quedó muy lejos al inicio de la temporada 09-10 y acabamos a dos puntos del descenso. También sufrimos la temporada posterior, cuando, a pesar de mejorar nuestra clasificación, acabamos a tres puntos del descenso. Entonces envidiábamos las hazañas que consiguieron Arles-Avignon y Évian Thonon Gaillard, que enlazaron dos ascensos de manera consecutiva mientras nosotros luchábamos por no descender. Nosotros, que ganamos la liga francesa en 8 ocasiones, luchando por no descender en la Ligue 2 y el Évian, un equipo fundado en 2003 y que tiene el apoyo del grupo Danone, en Ligue 1. ¡Qué cosas!

Esta última temporada nos han acompañado dos históricos más en la Ligue 2: Mónaco y Lens. El Stade de Reims, otro histórico, consiguió el ascenso a la Ligue 1 y espero que podamos seguir su camino pronto. Nosotros hemos sufrido un poco menos esta temporada, pero seguimos en una mediocridad impropia del Nantes: ésta será la cuarta temporada consecutiva en la Ligue 2, donde cumpliremos los 80 años de vida. Espero que lo hagamos con un ascenso y así poder recordar esos lejanos días de gloria.

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