lunes, 6 de agosto de 2012

También fuimos campeones (XVIII)

Como bien indica nuestro nombre, pretendemos ser un club luchador y combativo. El nombre de nuestro club, FK Obilic, tiene su origen en la figura legendaria del soldado Milos Obilic. La leyenda de este guerrero, como muchas otras, no es del todo clara, pero sí que se sabe que fue una figura muy importante en la Batalla de Kosovo que enfrentó a serbios y otomanos en 1389. Fue él quien eliminó al líder de las fuerzas otomanas, el sultán Murad I, pero finalmente los otomanos, muy superiores en número, se acabaron impusiendo. Posteriormente su leyenda fue recuperada para convertirse en un símbolo nacional de lucha contra el dominio otomano durante el auge del nacionalismo serbio.

Por todo lo que significa su figura aquí en Serbia, los miembros fundadores de nuestro club lo homenajearon con el nombre del nuevo equipo de fútbol de Belgrado, creado en 1924, 21 años antes que los actuales gigantes del panorama futbolístico serbio, Estrella Roja y Partizán. Ése pretenía ser el espíritu de nuestro club, que puede estar contento de haber realizado la mayor hazaña reciente en el fútbol serbio desde la desaparición de la antigua Yugoslavia y la formación de la República Federal de Yugoslavia, formada únicamente por Serbia y Montenegro en 1992. Y es que hemos sido los únicos capaces de romper la hegemonía de Estrella Roja y Partizán ganando la liga en 1998.

Pero antes de hablar del título de liga, hay que tener en cuenta que nos costó mucho llegar hasta la élite del fútbol serbio. Sí que es cierto que antes de la Segunda Guerra Mundial éramos uno de los equipos más exitosos del país, pero después todo cambió. Tuvimos que ir ascendiendo división tras división a través de las profundidades del fútbol nacional y durante unos años se nos denegó el derecho de lucir nuestro nombre original de FK Obilic por sus connotaciones excesivamente nacionalistas (serbias). Llegamos a ascender a divisiones de carácter menos regional, pero cuando empezábamos a jugar contra equipos de toda Yugoslavia estallaron los conflictos bélicos que lo cambiaron todo, también a nivel futbolístico.

En cualquier caso, aunque suene duro y haga un esfuerzo en intentar no recordar las heridas del conflicto, podríamos decir que en el aspecto puramente deportivo esto nos permitió estar más cerca de la élite. En 1995 llegamos a la final de Copa, que perdimos ante Estrella Roja, y parecíamos estar preparados para dar el salto a la primera división de la República Federal de Yugoslavia.

Entonces, en junio de 1996, apareció la figura más influyente que ha llegado jamás a nuestro club: Zeljko Raznatovic, también conocido como Arkan. De hecho, la palabra controvertido se suele quedar corta para describir a este personaje. En su juventud, fue un peligroso criminal que actuaba en distintos países europeos, donde siempre que era arrestado se las ingeniaba para escaparse de prisión, llegando a entrar en la lista de las diez personas más buscadas por la Interpol.

Luego Raznatovic volvería a su Yugoslavia natal, donde estaba bien protegido por distintas personalidades políticas enormemente influyentes en el país, e inició varios negocios de dudosa legalidad. Posteriormente, en los años de guerra, participó comandando su propio grupo paramilitar, los llamados Tigres, y fue acusado de genocidio y crímenes contra la humanidad, acusaciones que él siempre negó. Sin embargo, varios interrogantes en torno a su figura siguen siendo poco claros al fallecer él en enero del año 2000, cuando sufrió varios disparos en el Hotel Intercontinental de Belgrado.

Una vez descrito el personaje que se hizo con el control de nuestro club en junio de 1996, pasemos a los aspectos puramente deportivos. En la temporada 96-97 ascendimos a la nueva primera división por primera vez en nuestra historia. Al año siguiente conseguiríamos ganar la liga, como también hizo el Kaiserslautern esa misma temporada.

Y ganamos una de las ligas más espectaculares de los últimos tiempos, en la que nos impusimos por muy poco margen pero con unos resultados increíbles. El título fue cosa de dos, en una pugna individual entre Estrella Roja y nuestro club, en la que cada fallo era un error imperdonable. Ganamos 27 partidos, empatamos cinco y sólo perdimos uno durante toda la liga, algo impensable para un equipo recién ascendido. Además, llegamos por segunda vez a la final de Copa, pero la volvimos a perder, en esta ocasión ante Partizan, rozando así el doblete.

Pero hay que tener en cuenta todo lo que rodeaba al club y la ambiciosa inversión realizada por Raznatovic, una persona a la que no le gustaba nada perder. Ganamos la liga por dos puntos de diferencia y corren muchos rumores sobre si nuestro título fue limpio o no. Además de primas y generosos bonus económicos para nuestros jugadores, se habla de coacción hacia tanto nuestros propios futbolistas como los rivales y también de duras multas a nuestros jugadores en caso de derrota.

Todas estas dudas, que posteriormente se irían confirmando como ciertas en declaraciones de varios futbolistas que se enfrentaron a nuestro equipo, hicieron que la UEFA decidiera no dejarnos participar en competición europea mientras Raznatovic siguiera al frente de nuestro club. De hecho, su decisión tenía sus fundamentos teniendo en cuenta también el historial de nuestro presidente. Tal fue su enfado con la decisión que se dice que su primera reacción fue amenazar de muerte al entonces presidente de la UEFA Johnansson.

Sea como fuere, la situación se calmó y para que su club pudiese participar en Europa, Raznatovic dejó de ser el presidente de nuestro club en 1998... para cederle el poder a su mujer Svetlana Raznatovic, una famosa cantante serbia también conocida bajo el nombre artístico Ceca.

Sin embargo, aquí no se acabaron todos los problemas europeos del FK Obilic. Tras superar la primera ronda de la previa de la Champions League, nos tocó enfrentarnos al Bayern. Y al club bávaro no le gustaron demasiado las circunstancias que rodeaban la eliminatoria y particularmente a su rival. Se le prohibió a Raznatovic viajar a Alemania para ver el partido de ida, aunque él tampoco lo hubiese hecho porque lo podrían haber arrestado por todo los crímenes que había cometido. Además, el presidente del Bayern Beckenbauer y distintos directivos renunciaron a viajar para ver el partido de vuelta en Serbia, decisión que no tomó Jesús Gil cuando el Atlético se enfrentó a este equipo serbio en la primera ronda de la UEFA de ese mismo año.

Más allá de nuestra decepcionante y polémica participación europea, estuvimos cerca de volver a ganar la liga al año siguiente, pero nos quedamos a dos puntos de Partizan. A pesar de no contar con el entrenador que nos condujo hacia el título, Dragan Okuka, sí fuimos capaces de mantener a gran parte de nuestra plantilla. Tantos éxitos no pudieron ser casualidad teniendo en cuenta que poseíamos en nuestra plantilla a varios futbolistas que hicieron una carrera decente en otras ligas de mayor nivel, como Dragan Sarac en Austria, Predrag Filipovic en Holanda y Bélgica, Ivan Vukomanovic en Bélgica (donde coincidió con Filipovic) o Nenad Grozdic en Francia. Además hay que destacar la figura del goleador Zoran Rankovic -autor de 23 tantos el año de la liga-, que acabó recalando en el fútbol chino.

No obstante, poco a poco fuimos perdiendo poder en el fútbol serbio. Puede que fuera por el fallecimiento de Raznatovic, pero la cuestión es que no volvimos a competir por los títulos. Empezamos encadenando varios terceros puestos en liga lejos de los dos gigantes de Belgrado y a partir de la temporada 2002-03 fuimos cayendo poco a poco en la clasificación, retrocediendo varios puestos cada año hasta ser penúltimos en la 2005-06, el último año en el que compitieron serbios y montenegrinos en una misma liga.

Desde entonces, hemos ido a peor. Después del primer descenso, vino el segundo tras no ganar ningún partido en Segunda. Y después, un tercero consecutivo. Y así hasta llegar a la séptima categoría del fútbol serbio. Hemos ido encadenando un descenso tras otro en una dramática caída libre. Nuestra afición se ha desvanecido y nuestro estadio está vacío en cada partido contra otros equipos de barrios menores de Belgrado.

Qué lejos queda la liga que ganamos 14 años atrás. Y qué lejos queda la posibilidad de ascender de nuevo a Primera División, donde esperamos regresar algún día. Pero aún quedan muchos años para que esto pase. No obstante, los verdaderos aficionados del FK Obilic no dejaremos de soñar y defenderemos la limpieza de nuestro único título de liga, lo único que nos queda en días tan duros como éstos.

Las opiniones del aficionado no tienen que ser necesariamente las mismas que las de quien escribe el texto, se trata de intentar ajustar los hechos al punto de vista subjetivo del aficionado protagonista y narrador. Además, mención especial para el tuitero Juanpe, que me proporcionó distintas informaciones y enlaces de interés que me han sido muy útiles para reconstruir la historia de este club.

2 comentarios:

  1. esta sección me gusta mucho,haces un trabajo genial.

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  2. Muchas gracias, José Antonio. Aunque ahora ya sólo queda un último post para acabarla...

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