martes, 7 de agosto de 2012

También fuimos campeones (XIX)

Éramos un equipo modesto, tremendamente modesto. Podíamos hablar de nosotros entonces como un equipo totalmente mediocre, de esos que está perdido en las divisiones inferiores del fútbol nacional sin acercarse a Primera jamás. De hecho, hasta el año 2003 nuestro mayor logro había sido colarnos en los octavos de final de la Copa de Rumanía en 1988 aunque, por otra parte, no deja de ser normal teniendo en cuenta que somos una población de 14.000 habitantes situada a poco menos de 60 kilómetros de Bucarest.

En 2003 llegó nuestro primer gran éxito, el ascenso a Segunda. La temporada 2002-03 fue extremadamente positiva para nosotros desde el inicio, cuando llegó un empresario rumano llamado Dumitru Bucsaru. Él poseía la empresa Valahorum, que pasó a ser nuestro patrocinador -incluido incluso en el nombre y el himno de nuestro club-, y tenía la intención de llevarnos pronto a Primera. Con él nuestro club se modernizó y se estructuró de una manera más profesional y eficiente para lograr el objetivo marcado a largo plazo.

44 puntos en el primer año, 47 en el segundo y ascenso a Primera al tercero. El proyecto de Bucsaru superó sus propias expectativas y lo hizo mucho más rápido de lo esperado al pasar de jugar en Tercera en 2002, cuando él cogió el club, a hacerlo en Primera en 2006. Habíamos llegado a lo más alto y situamos Urziceni en el mapa futbolístico. Ahora tocaba luchar por mantenerse.

Y logramos asegurar la permanencia con solvencia, un décimo puesto para empezar seguía siendo un resultado genial para un equipo como el nuestro. A pesar de que nos estábamos convirtiendo en un club de Primera, no olvidábamos que nuestros orígenes se encontraban en ese equipo modesto que hasta el año 2003 no había llegado jamás a jugar en Segunda.

Poco a poco iba empezando nuestro sueño. De hecho, ya había empezado mucho antes, pero no fuimos conscientes de eso hasta que alcanzamos la quinta posición ya en la temporada 2007-08. 61 puntos acumulados y sólo cinco derrotas. Un triple empate con Rapid y Dinamo de Bucarest nos relegó a esa quinta plaza, quitándonos una medalla de bronce que hubiese sido todavía más mágica. 

También estuvimos muy cerca de alzar nuestro primer título, pero perdimos la final de Copa ante un Cluj que conseguía un doblete histórico ganando por primera vez tanto Liga como Copa. Al año siguiente éramos nosotros los destinados a ganar la primera liga de nuestra historia, evitando por segundo año consecutivo que un equipo de la capital se hiciese con el título, algo que no ocurría desde que se les escaparon tres ligas de manera consecutiva entre 1979 y 1981.

La competencia contra el Politehnica Timisoara fue dura. Ellos también eran un equipo que jamás había ganado la liga y se quedaron muy cerca del título. Pero esta vez nos tocaba ganar a nosotros, a pesar de perder un partido más que la temporada anterior. Compaginamos la liga con nuestro debut en competición europea, pero el Hamburger SV nos eliminó muy pronto. Perdimos seis encuentros por un gol de diferencia, pero ninguno en el tramo final de liga, donde encadenamos diez partidos sin conocer la derrota. Esta racha fue clave para alzarnos con el título de liga, el primero y único de nuestra historia si no contamos el campeonato de Tercera de 2003. El Unirea Valahorum Urziceni entonces se consagró definitivamente en el fútbol rumano.

Lo hicimos sin un héroe destacado. Nuestros máximos goleadores, Onofras y Bilasco, marcaron ocho goles esa temporada, demostrando que no éramos un equipo que destacara por su potencial ofensivo. De hecho, sólo marcamos 51 tantos, ganando la liga con una media de gol y medio por partido, un porcentaje bastante pobre para un campeón. Más allá de las cifras, podemos afirmar que teníamos un muy buen equipo. O, como mínimo, eso creían los demás equipos del país, porque posteriormente nuestras estrellas fueron emigrando hacia los equipos más poderosos de nuestro país. Sin ir más lejos, Dinamo Bucaresti acabó fichando a Bordeanu y Mehmedovic; Rapid Bucaresti fichó a Frunza; Cluj a Bogdan Mara; y Steaua Bucaresti aprovechó nuestros peores momentos, que luego os explicaré, para hacerse con los servicios de una retahíla de futbolistas formada por Apostol, Bilasco, Galamaz, Pablo Brandán, Rucescu, Onofras y Ricardo Gomes Vilana.

Pero la mayoría de estos jugadores se marcharon después de nuestra aventura europea posterior al título de liga, el mejor momento de la historia de nuestro club. No hay nada más mágico que los mejores estadios de Europa adornados para la ocasión, preparados para escuchar ese himno tan característico que suena a gloria, aunque tenga que ser en Bucarest porque nuestro estadio no cumplía los requisitos necesarios para albergar tal competición.

Nos clasificamos directamente a la fase de grupos gracias a la buena actuación de los equipos de nuestro país en competición europea en los cinco años anteriores, especialmente en la UEFA. Así que no tuvimos que superar ninguna ronda previa, donde seguramente lo hubiésemos pasado mal por nuestra inexperiencia y bajo coeficiente.

Lo que no nos pudimos ahorrar fue un grupo competitivo con equipos de mayor nivel que el nuestro. En el aspecto deportivo, podríamos decir que estuvimos contentos con que nos cayeran Sevilla y Rangers, porque, a priori, eran los equipos más débiles de sus respectivos bombos. Si los comparamos con el Barcelona o el Manchester United (primer bombo) o Inter, Juventus y Madrid (segundo bombo) creo que podemos estar de acuerdo. El otro equipo que completaba el grupo era el Stuttgart alemán.

Llegaron los dos primeros partidos y pasamos de ser la desconocida cenicienta a ser un equipo decente que plantó cara. Perdimos por 2-0 en el Sánchez Pizjuán, pero dejamos una buena imagen dificultando la labor de nuestro rival. Posteriormente llegó nuestro debut en casa, ante el Stuttgart, y sacamos un valioso empate a uno. Además de ser un equipo superior, se adelantaron muy pronto con un gol de Tasci. Ya habíamos sumado nuestro primer punto. Ese temor de marcharnos con el casillero en blanco se había esfumado muy pronto.

Quedaba el doble duelo ante el Rangers, dos partidos importantes para demostrar si podíamos hacer algo más. Visitamos Ibrox el 20 de octubre de 2009 y empezamos perdiendo con un gol en propia puerta prácticamente en el primer minuto. No obstante, conseguimos neutralizar el gol escocés antes del descanso, nuestro portero paró un penalti y luego remontamos en una segunda mitad mágica completando el mejor partido de nuestra historia...¡ganamos en Ibrox por 1-4! Si nosotros no nos lo podíamos creer, menos todavía en el resto de Europa.

Luego en Rumanía logramos rascar un empate en su oportunidad de vengarse de la derrota sufrida en Ibrox. Empatamos un partido que prácticamente teníamos perdido, ya en los últimos minutos, y rescatamos un punto antes de recibir la visita del Sevilla, al que también derrotamos con una importante dosis de fortuna: sobrevivimos encerrados atrás pese a que el Sevilla disparó en distintas ocasiones contra los postes y luego nos encontramos con un gol en propia meta de Draguntinovic, que nos puso por delante en el marcador. Victoria de prestigio ante un equipo que había ganado dos UEFAs. Así llegamos a la última jornada con opciones reales de clasificarnos para los octavos de final. Sin embargo, quedaba el último paso, el más difícil: no perder en Stuttgart.
Pero, por mucho que nos duela, el Stuttgart nos pulverizó en apenas doce minutos en el encuentro decisivo. Jugaban arropados por su público y tenían mucha más experiencia que nosotros, varios de sus futbolistas habían ganado la Bundesliga pocos años antes y la diferencia competitiva entre ambos equipos en partidos de alto nivel era enorme. Y lo pagamos caro. Minuto 11 de partido y 3-0. Resultado final de 3-1, nos teníamos que conformar con la nueva Europa League.

Allí acabó nuestra experiencia europea. Dieceisavos de final ante el Liverpool, otro equipo que había sido tercero de grupo en la Champions. Si para nosotros era un milagro haber acabado tan arriba, a tan solo un punto de los octavos de final, para ellos eso era un drama, únicamente les recordaba su mala actuación en la máxima competición continental. No obstante, nos derrotaron con facilidad. 1-0 en Anfield y 1-3 en Rumanía (llegamos a ir 1-0 durante unos minutos) y para casa. Era el final de la aventura europea. Y la habíamos acabado sin una de nuestras estrellas, que se había marchado en diciembre. Esa figura era la de nuestro entrenador, Dan Petrescu.

En una decisión difícil de comprender, Dan Petrescu se desvinculó del Unirea Urziceni poco después de finalizar la aventura de la Champions League. Además, lo hizo para marcharse a Rusia a entrenar a un equipo entonces de Segunda, el Kuban Krasnodar. Petrescu, en su día jugador del Chelsea y de la selección rumana, había sido una pieza importantísima en nuestra meteórica ascensión, cogiendo al equipo en 2006 cuando éramos un simple pero ambicioso recién ascendido, conduciéndolo hasta el título de liga en apenas tres años. Era popular entre nuestros aficionados y temido por nuestros rivales, con su actuación en Champions se ganó el respeto de toda Europa.

Sin él aguantamos bastante bien (tuvimos tres meses para reponernos tras su marcha antes de volver a competir) y acabamos rozando el título de liga. Nos quedamos a sólo tres puntitos del Cluj y nos volvimos a clasificar para la Champions, aunque en esta ocasión teníamos que superar las rondas previas, donde el Zenit nos superó con ciertas dificultades.

Entonces empezó nuestra rápida y brusca caída. Bucsaru perdió todo el interés en nuestro club después de caer eliminados en la previa europea y muchos de nuestros jugadores, la mayoría de los mencionados anteriormente, fueron traspasados a otros clubes de la liga. Así que cuando empezó la competición apenas teníamos jugadores en nuestra plantilla. En enero se intentó reconducir la situación con varias cesiones de los jugadores pertenecientes a los filiales de esos equipos a los que habíamos vendido nuestras estrellas, especialmente Rapid y Steaua, pero no fue suficiente. En una temporada extraña en la que Otelul Galati ganó su primera liga, descendimos a Segunda.

Pero lo más sorprendente fue la indiferencia del presidente y propietario del club Bucsaru, que decidió no inscribir al equipo en Segunda. Así que no disputamos ninguna competición oficial y el club se vio obligado a desaparecer. De golpe, nos quedamos sin Unirea Urziceni, ni liga, ni jugadores, ni nada.

En diez años con Bucsaru hemos pasado de jugar en Tercera a hacerlo en Champions para luego descender y desaparecer de la faz de la tierra. Los momentos vividos, esos ascensos, la liga y la aventura europea fueron bonitos, pero al final todo ha resultado ser un espejismo que se ha cumplido a voluntad de un empresario local que ha jugado con nosotros hasta que se ha cansado, como un niño pequeño que encierra al que fue su juguete favorito en un cajón para ponerse a jugar con otro nuevo. ¿Y cómo podremos salir de este lugar tan oscuro? ¿Cómo podremos reponernos de este duro golpe? Pues, sinceramente, no lo sé.

Con este post concluye la serie de "También fuimos campeones", que pretendía recordar esos equipos que en las últimas 15 temporadas ganaron ligas y que por un motivo u otro o bien han quedado olvidados o bien lo han pasado mal en Segunda (o lo pasarán esta temporada). Me ha ocupado más de lo que creía en un primer momento, pero creo que el resultado ha sido bueno. En cualquier caso, no ha estado mal recordar a estos 19 equipos: Mónaco, Nantes, Lens, Deportivo, Boavista, Kaiserslautern, Tirol Innsbruck, Grazer AK, St. Gallen, LKS Lodz, Halmstads, Hammarby, Tampere United, MTK Budapest, Zalaegerszegi TE, Dunaújváros, Artmedia Bratislava, FK Obilic y Unirea Urziceni, el último en este mismo post.  Una vez más, recuerdo que el post del Deportivo lo escribió Martín Castiñeira, al que le agradezco haber colaborado conmigo en la creación de esta serie. He puesto links en los nombres de cada equipo para facilitar su lectura por si os habéis perdido alguno.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias y enhorabuena por esta serie de entradas interesantísimas - fue un trabajo tremendo de tu parte! No me imaginaba que hay tantos equipos ex-campeones que - por lo menos temporalmente - se han desvanecido del gran escenario, y espero que algunos de ellos algún día se aproximen a donde una vez se encontraron.

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  2. Cuando se me ocurrió de inicio pensaba que no llegaría a tratar tantos equipos, pero es curioso (y triste) ver que equipos que ganaban ligas no hace tanto tiempo lo han pasado tan mal y muchos de ellos han desaparecido o han estado cerca.

    Además he aprendido muchas cosas buscando información sobre los equipos y documentándome sobre el contexto de cada momento. Espero que quienes lo hayan leído hayan aprendido algunas cosas leyendo estos posts igual que yo he aprendido escribiéndolos.

    ¡Muchas gracias, Helge!

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