martes, 3 de abril de 2012

Un tipo con suerte

El APOEL de Nicosia ha sido, contra todo pronóstico, la gran sorpresa europea de la temporada 2011-12. Esta semana, salvo que haya un milagro aún más histórico, caerá ante el Real Madrid en la eliminatoria de los cuartos de final tras perder el partido de ida por 0-3. Sin embargo, no está de más recordar el mérito de la actuación de los chipriotas, un equipo modesto, sin grandes estrellas ni gastos y que a base de crear un bloque sólido ha ido superando rondas y rondas, tantas como para haber liderado un grupo muy complicado y eliminado al Olympique Lyonnais en los octavos de final para plantarse en los cuartos de final.

De hecho, este equipo tiene ciertos paralelismos con el Sporting de Braga finalista de la pasada edición de la Europa League. Ambos llegaron más lejos de lo que muchos nos podíamos imaginar y a partir de unas premisas similares: fortaleza en defensa a base de organización y solidaridad del bloque, peligro por las bandas y en los contraataques y aprovechar al máximo las oportunidades. Seguramente el Sporting de Braga aprovechaba aún mejor las jugadas a balón parado, pero eso en parte es lógico al tener un mejor lanzador como es el caso de Hugo Viana. Pero, en líneas generales, se priorizaba minimizar las virtudes (ofensivas) rivales. Son equipos que, en general, no enamoran al espectador que busca el espectáculo y el descontrol ofensivo, pero siguen siendo equipos muy interesantes que son más conscientes que nadie de sus limitaciones.

Precisamente en el Sporting de Braga estuvo jugando un integrante de la plantilla del APOEL que ha protagonizado este milagro europeo. Se trata de Kaká. Llamado Claudiano Bezerra da Silva, este defensa de 30 años es un jugador que parece traer suerte a los equipos en los que juega. Como mínimo recientemente.

Este futbolsita aterrizó en Portugal en el año 2006, en Coimbra. Allí el defensor brasileño destacó lo suficiente como para fichar por el Hertha de Berlín en verano de 2008 previo pago de 1,9 millones de euros al Académica. Allí jugó bastante en la primera mitad de la temporada, participando en un total de 12 partidos de liga. El Hertha estuvo compitiendo por la liga y acabó cuarto. No obstante, la temporada siguiente las cosas no le fueron tan bien y tras apenas jugar un par de partidos decidió marcharse. Su destino, Chipre.

Se marchó al Omonia de Nicosia durante unos meses, cedido por el equipo alemán. Allí participó bastante y tuvo minutos para demostrar que era un refuerzo de calidad para su nuevo equipo. Pese a lesionarse en su tercer partido y estar cerca de un mes de baja, recuperó la titularidad y fue un fijo en los onces de Takis Lemonis durante el tramo final de la temporada. El Omonia acabó ganando el título de liga, su primero desde 2003. Por su parte, el Hertha de Berlín descendió a la segunda división alemana.

Kaká volvió a Berlín para vivir la primera mitad de la temporada en lo que era una nueva categoría para el club. Sin embargo, Kaká jugó todavía menos que en la temporada anterior -únicamente un partido, ya en el mes de enero-. Poco antes de finalizar el primer mes del año 2011, el Sporting de Braga se interesó en el central brasileño. El club portugués se hizo con sus servicios, a préstamo, en el mercado de invierno.

El Sporting de Braga venía de caer en la fase de grupos de la Champions League, pero tuvo el consuelo de jugar la Europa League. Además, su situación liguera era estable, el equipo estaba metido en la lucha por los puestos europeos. Kaká se convirtió en un habitual de los onces de Paciência, especialmente en los partidos de liga. En Europa League a menudo entraba desde el banquillo para ayudar a conservar resultados positivos para su equipo.

Con un fútbol defensivo pero muy bien trabajado, el Sporting de Braga era un equipo que sabía entorpecer el juego de sus rivales. En ese contexto encajó bien Kaká. Cayó en un equipo que acabaría siendo finalista de la Europa League y, de hecho, el central brasileño tuvo la fortuna de participar con cierto protagonismo (jugó toda la segunda mitad) en la final de Dublín. Esta vez su equipo no ganó un torneo, pero alcanzó el mayor éxito de toda su historia, que no es poco.

Tras su cesión en Portugal, Kaká regresó a Berlín una vez más. Sin embargo, en esta ocasión no tuvo que esperar al mercado invernal para marcharse de la capital alemana y de su equipo, recién ascendido a la Bundesliga. El último día del mercado de traspasos de verano, Kaká volvió a Chipre. Volvió a Nicosia. Esta vez para irse a otro equipo de la capital chipriota, al APOEL.

Igual que otros futbolistas como el delantero Esteban Solari, Kaká es uno de esos futbolistas del APOEL que juega más frecuentemente en la liga local que no en la Champions League. Aunque ha jugado 15 partidos de liga, apenas ha jugado en tres ocasiones en la Champions League esta temporada, pero esto es suficiente como para que se sienta partícipe de la hazaña que se está logrando su equipo.

Además, como he comentado anteriormente, el APOEL tiene ciertas cosas en común con el Sporting de Braga. Similitudes futbolísticas y similitudes en su sorprendente trayectoria europea. Cuando acabe esta temporada Kaká volverá a Berlín. A un Hertha, actualmente en dificultades, que quizás vuelva a estar en la segunda división alemana la próxima temporada. Y quizás Claudiano Bezerra de Silva se vuelva a marchar cedido. Si fuese un equipo relativamente modesto que juega una competición europea, me lo intentaría llevar. Porque Kaká es un futbolista especialmente afortunado.

3 comentarios:

  1. Qué gran artículo. El APOEL es el vencedor moral de esta Champions. Para ellos es un premio estar ya ahí.

    Un saludo.

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  2. APOEL realmente fue una sorpresa, me sorprendió en gran manera, pero me parece que eso no fue obra de la casualidad si no de mucho trabajo y unión de grupo

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