La Champions League y la Europa League, las dos grandes competiciones europeas, nos han deparado una semana más que interesante. Los partidos de Chelsea, Real Madrid, Bayern, Athletic de Bilbao, Manchester City, etc. han copado los titulares y han atraído el interés de los aficionados al fútbol. Estos partidos nos han dejado muchos detalles, nos han emocionado, entretenido, hecho disfrutar y sufrir. Tras una semana con tantos estímulos y emociones, toca reflexionar en frío sobre lo acontecido e intentar sacar conclusiones. Hoy, además, se han sorteado las eliminatorias de cuartos de final y los cuadros de semifinales de ambas competiciones. No obstante, si hay tiempo, esto tocará tratarlo otro día.
Los principales partidos de riesgo en la Champions se encontraban en Múnich y en Londres. Bayern y Chelsea estaban contra las cuerdas tras perder el partido de ida y el partido de vuelta era vital. Unos sin Schweinsteiger al máximo nivel y con la posibilidad de despedirse demasiado pronto de la final que se disputará en su casa. Los otros, con un nuevo entrenador que necesita afianzarse a base de buenos resultados y de fe más que con un fútbol estético.
En el primer partido, el Basilea se vio totalmente superado por un extraordinario Bayern que destapó todas las carencias y limitaciones de su rival, inferior. Sin embargo, no hay que desmerecer la actuación del Basilea y su trayectoria en la competición pese al abultado resultado. Con el partido resuelto, la atención se centraba en el otro partido (Inter-O.Marsella), aunque algunos nos quedaramos paraa ver la lenta y dolorosa despedida del Basilea hasta el final. Lo mejor de ese partido -más allá de la superioridad de Ribéry y Robben y de los cuatro goles de Mario Gómez-, fue el buen nivel de Kroos, jugador que nunca me acaba de convencer con un gran partido pese a no disgustarme.
Más igualado parecía el partido de Stamford Bridge. Di Matteo recurrió a los eternos veteranos del Chelsea (Terry, Lampard y Drogba, entre otros) y estos respondieron. Sin embargo, lo más interesante fue la capacidad del Chelsea para dominar la situación y las emociones durante gran parte del partido. Especialmente tras el primer gol (golazo) de Didier Drogba. El Napoli, un equipo mucho más inexperto en este tipo de contextos de máxima tensión y presión, sucumbió anímicamente hasta que Inler fue capaz de aprovechar un rechace en la frontal para marcar el 2-1, que metía al Napoli en la eliminatoria. Hasta ese momento el Chelsea había sido capaz de crear el pánico en la defensa napolitana con balones frontales y laterales buscando a Drogba y las incorporaciones de los centrocampistas desde atrás e incluso con los saques de banda de Branislav Ivanovic.
Esta capacidad del Chelsea para sobreponerse a la situación también se puso de manifiesto en la prórroga, que consiguió congelar una vez conseguido el 4-1 (Ivanovic). El Napoli, pese a estar a un gol de meterse en los cuartos de final, apenas dio la sensación de poder acercarse a su objetivo. El Chelsea, una vez más, fue capaz de demostrarnos que la experiencia es muy importante en la Champions League pese a que futbolísticamente no estén en su mejor momento. En cuartos de final jugarán contra el Benfica, ida en Lisboa, vuelta en Londres. Quizás en una eliminatoria de guión similar.
Precisamente de la Champions League cayeron dos equipos de una misma ciudad que ayer fueron eliminados. Tampoco era descabellado pensar que el Athletic podía eliminar al Manchester United, pero creo que pocas esperábamos que lo superara tan claramente en los dos partidos. Y tampoco esperaba que Sporting de Portugal eliminara al Manchester City. Ni tampoco que el City estuviera cerca de remontar la eliminatoria en los últimos 45 minutos, teniendo Hart la ocasión definitiva en el tiempo de descuento.
Pero esto ocurrió. El City no dio muestras de ser capaz de remontarle la eliminatoria al Sporting hasta el tramo final de la segunda mitad. Además, el gran gol de falta de Matías Fernández tampoco ayudó (poco después llegaría el segundo de Van Wolfswinkel). Sin embargo, vimos una pobre versión del equipo de Roberto Mancini, con Silva eclipsado por Daniel Carriço, siempre muy pegado, y con un juego previsible, con jugadores desequilibrantes que ni participaban ni encaraban a los defensores rivales. Pese a no jugar bien y pese a los peculiares cambios de Mancini, el equipo se metió en el partido y estuvo cerca de marcar los cuatro goles que necesitaba en la segunda mitad del partido de vuelta. Pero no lo consiguieron.
Además, la Europa League nos dejó otros detalles como las remontada de Schalke y Metalist y el contundente resultado del Hannover en el partido de vuelta ante el Standard de Lieja. Ahora tocará esperar diez días para que vuelvan las competiciones europeas, que poco a poco se acercan a su conclusión. Visto el sorteo, no es una locura pensar en la posibilidad de ver dos finales entre equipos españoles, pese a que evidentemente es algo complicado. Ocurra o no esto, no hay ninguna duda de que nos van a dejar partidos memorables y que, como aficionados, tocará disfrutar de lo poco que queda hasta las finales de Múnich y Bucarest.
Los principales partidos de riesgo en la Champions se encontraban en Múnich y en Londres. Bayern y Chelsea estaban contra las cuerdas tras perder el partido de ida y el partido de vuelta era vital. Unos sin Schweinsteiger al máximo nivel y con la posibilidad de despedirse demasiado pronto de la final que se disputará en su casa. Los otros, con un nuevo entrenador que necesita afianzarse a base de buenos resultados y de fe más que con un fútbol estético.
En el primer partido, el Basilea se vio totalmente superado por un extraordinario Bayern que destapó todas las carencias y limitaciones de su rival, inferior. Sin embargo, no hay que desmerecer la actuación del Basilea y su trayectoria en la competición pese al abultado resultado. Con el partido resuelto, la atención se centraba en el otro partido (Inter-O.Marsella), aunque algunos nos quedaramos paraa ver la lenta y dolorosa despedida del Basilea hasta el final. Lo mejor de ese partido -más allá de la superioridad de Ribéry y Robben y de los cuatro goles de Mario Gómez-, fue el buen nivel de Kroos, jugador que nunca me acaba de convencer con un gran partido pese a no disgustarme.
Más igualado parecía el partido de Stamford Bridge. Di Matteo recurrió a los eternos veteranos del Chelsea (Terry, Lampard y Drogba, entre otros) y estos respondieron. Sin embargo, lo más interesante fue la capacidad del Chelsea para dominar la situación y las emociones durante gran parte del partido. Especialmente tras el primer gol (golazo) de Didier Drogba. El Napoli, un equipo mucho más inexperto en este tipo de contextos de máxima tensión y presión, sucumbió anímicamente hasta que Inler fue capaz de aprovechar un rechace en la frontal para marcar el 2-1, que metía al Napoli en la eliminatoria. Hasta ese momento el Chelsea había sido capaz de crear el pánico en la defensa napolitana con balones frontales y laterales buscando a Drogba y las incorporaciones de los centrocampistas desde atrás e incluso con los saques de banda de Branislav Ivanovic.
Esta capacidad del Chelsea para sobreponerse a la situación también se puso de manifiesto en la prórroga, que consiguió congelar una vez conseguido el 4-1 (Ivanovic). El Napoli, pese a estar a un gol de meterse en los cuartos de final, apenas dio la sensación de poder acercarse a su objetivo. El Chelsea, una vez más, fue capaz de demostrarnos que la experiencia es muy importante en la Champions League pese a que futbolísticamente no estén en su mejor momento. En cuartos de final jugarán contra el Benfica, ida en Lisboa, vuelta en Londres. Quizás en una eliminatoria de guión similar.
Precisamente de la Champions League cayeron dos equipos de una misma ciudad que ayer fueron eliminados. Tampoco era descabellado pensar que el Athletic podía eliminar al Manchester United, pero creo que pocas esperábamos que lo superara tan claramente en los dos partidos. Y tampoco esperaba que Sporting de Portugal eliminara al Manchester City. Ni tampoco que el City estuviera cerca de remontar la eliminatoria en los últimos 45 minutos, teniendo Hart la ocasión definitiva en el tiempo de descuento.
Pero esto ocurrió. El City no dio muestras de ser capaz de remontarle la eliminatoria al Sporting hasta el tramo final de la segunda mitad. Además, el gran gol de falta de Matías Fernández tampoco ayudó (poco después llegaría el segundo de Van Wolfswinkel). Sin embargo, vimos una pobre versión del equipo de Roberto Mancini, con Silva eclipsado por Daniel Carriço, siempre muy pegado, y con un juego previsible, con jugadores desequilibrantes que ni participaban ni encaraban a los defensores rivales. Pese a no jugar bien y pese a los peculiares cambios de Mancini, el equipo se metió en el partido y estuvo cerca de marcar los cuatro goles que necesitaba en la segunda mitad del partido de vuelta. Pero no lo consiguieron.
Además, la Europa League nos dejó otros detalles como las remontada de Schalke y Metalist y el contundente resultado del Hannover en el partido de vuelta ante el Standard de Lieja. Ahora tocará esperar diez días para que vuelvan las competiciones europeas, que poco a poco se acercan a su conclusión. Visto el sorteo, no es una locura pensar en la posibilidad de ver dos finales entre equipos españoles, pese a que evidentemente es algo complicado. Ocurra o no esto, no hay ninguna duda de que nos van a dejar partidos memorables y que, como aficionados, tocará disfrutar de lo poco que queda hasta las finales de Múnich y Bucarest.
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