Quería escribir algo más sobre la reciente Copa de África, recién acabada. Sin embargo, ya habrá tiempo para ello. Hoy también vuelve la Champions League y pasado mañana la Europa League, pero ya habrá tiempo para estos temas más adelante. Sin embargo, toca un breve paréntesis para el fútbol de primer nivel, tanto europeo como africano. Porque toca volver a la Ligue 2. Y volver para hablar de un mito que está en el tramo final de su carrera futbolística: Jerôme Rothen.
El AS Mónaco, tras una importante inversión en el mercado de invierno con los fichajes de jugadores de cierto nivel como Dirar, Kagelmacher, Barazite o Vladimir Koman, recibía al Bastia, que llegaba como tercer clasificado de la Ligue 2. No está de más recordar que este equipo de la isla de Córcega ascendió la pasada temporada a la segunda división del fútbol francés.
El Bastia, además de tener a algún que otro jugador joven interesante como Wahbi Kharzi, que no pudo jugar ayer, tiene a un jugador que fue muy importante para el equipo monegasco, Jerôme Rothen. Con el dorsal 25, el mismo con el que disputó la final de la Champions en 2004, volvía a la que fue su casa durante un par de temporadas. Se reencontraba con Giuly, capitán del equipo rival.
Sin embargo, a diferencia de Giuly, que sigue jugando pegado a la banda derecha, la posición de Rothen en el terreno de juego ha cambiado en los últimos años. Tras pasar por varios equipos europeos como Rangers o Ankaragücü a sin demasiado éxito, fichó por el Bastia el pasado verano. Y en su nuevo equipo, Frédéric Hantz ha encontrado que el interior zurdo de su equipo es la mejor posición para el ex internacional francés.
Imitando lo que hace Sir Alex Ferguson con Ryan Giggs, Rothen influyó más que nadie en el juego de su equipo en la victoria de su equipo. Ya no tiene la velocidad de antaño, pero su zurda sigue siendo de enorme calidad y extremadamente útil. Además de iniciar todas las jugadas a balón parado - es él quien da la asistencia en la jugada del gol, a la salida de un córner-, fue capaz de controlar el juego a su antojo. Fue capaz de ralentizarlo cuando era necesario pero también de soltar un preciso pase en profundidad o un medido cambio de juego a la banda opuesta. Mide más y mejor sus esfuerzos y apenas llega a la zona de remate, pero sigue siendo determinante.
A sus 34 años, Rothen tiene cuerda para seguir jugando. No mucho, pero le queda cuerda. Tras la victoria de ayer el Bastia se puso líder de la Ligue 2, con un partido más que la mayoría de sus rivales. Al bueno de Jerôme todavía le queda un año de contrato y quizá la próxima temporada sea su última oportunidad para volver a jugar en la Ligue 1. Y como mediocentro, evidentemente.
El AS Mónaco, tras una importante inversión en el mercado de invierno con los fichajes de jugadores de cierto nivel como Dirar, Kagelmacher, Barazite o Vladimir Koman, recibía al Bastia, que llegaba como tercer clasificado de la Ligue 2. No está de más recordar que este equipo de la isla de Córcega ascendió la pasada temporada a la segunda división del fútbol francés.
El Bastia, además de tener a algún que otro jugador joven interesante como Wahbi Kharzi, que no pudo jugar ayer, tiene a un jugador que fue muy importante para el equipo monegasco, Jerôme Rothen. Con el dorsal 25, el mismo con el que disputó la final de la Champions en 2004, volvía a la que fue su casa durante un par de temporadas. Se reencontraba con Giuly, capitán del equipo rival.
Sin embargo, a diferencia de Giuly, que sigue jugando pegado a la banda derecha, la posición de Rothen en el terreno de juego ha cambiado en los últimos años. Tras pasar por varios equipos europeos como Rangers o Ankaragücü a sin demasiado éxito, fichó por el Bastia el pasado verano. Y en su nuevo equipo, Frédéric Hantz ha encontrado que el interior zurdo de su equipo es la mejor posición para el ex internacional francés.
Imitando lo que hace Sir Alex Ferguson con Ryan Giggs, Rothen influyó más que nadie en el juego de su equipo en la victoria de su equipo. Ya no tiene la velocidad de antaño, pero su zurda sigue siendo de enorme calidad y extremadamente útil. Además de iniciar todas las jugadas a balón parado - es él quien da la asistencia en la jugada del gol, a la salida de un córner-, fue capaz de controlar el juego a su antojo. Fue capaz de ralentizarlo cuando era necesario pero también de soltar un preciso pase en profundidad o un medido cambio de juego a la banda opuesta. Mide más y mejor sus esfuerzos y apenas llega a la zona de remate, pero sigue siendo determinante.
A sus 34 años, Rothen tiene cuerda para seguir jugando. No mucho, pero le queda cuerda. Tras la victoria de ayer el Bastia se puso líder de la Ligue 2, con un partido más que la mayoría de sus rivales. Al bueno de Jerôme todavía le queda un año de contrato y quizá la próxima temporada sea su última oportunidad para volver a jugar en la Ligue 1. Y como mediocentro, evidentemente.
Rothen ha sido uno de mis futbolistas favoritos. Por un motivo u otro, al final no ha triunfado como todos esperábamos. Porque calidad tiene, y mucha. Como decían en Cruz y Raya, es un caso más de un 'pudiendo y no'.
ResponderEliminarY luego, lo del ASM manda narices, es una lástima que un equipo tan carismático como el Mónaco lo esté pasando tan mal... tremendo.
Saludos Tomàs!!
muy bien escrito este artículo, felicidades, y si me uno a Carlos, me gustaba mucho como jugaba Jerôme Rothen, quiza le falto más suerte en su carrera
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