Una de las cosas que más me gusta es ver a equipos que no he visto recientemente. O que apenas recuerdo haber visto nunca. Por eso, cuando la mayoría de ligas aprovechan para hacer su parón navideño, me gusta ver la Jupiler Pro League. Desde hace poco hacen su Boxing Day particular, con siete partidos el día 26 y uno el 27. Esto, junto a algún que otro vídeo o partido reciente hace que me haya empapado del fútbol belga recientemente.
Así he podido ver a algunos equipos que no recordaba haber visto recientemente. En parte porque siempre hay que escoger entre muchos partidos cada fin de semana y te acabas decidiendo por otros. O porque no hay manera de verlos. Sea como fuere, esta semana he podido ver a Mechelen, Círculo de Brujas, Kortrijk, Mons y Gent. Y he disfrutado bastante.
Ver a Genk, Brujas, Standard de Lieja y Anderlecht es más fácil al ser los grandes y al estar jugando competición europea. Pero eso no significa que no pueda disfrutar con el gran año de Matías Suárez, los finísimos Vainqueur y Dirar, el trabajador Buyens o los habilidosos De Bruyne y Cyriac. Pero lo mejor viene cuando ves a otros equipos, Gent aparte, a los que no recuerdas haber visto en bastante tiempo de manera regular. Y entonces, cuando las expectativas no son tan altras, es cuando más disfrutas.
Me pasó cuando vi al Mechelen o al Mons plantarle cara al Anderlecht. Tuve la oportunidad de ver una exhibición de Destorme y Gorius, la interesante salida de balón de De Witte o los desmarques de ruptura de Diabang Dialiba. Esa sensación de ver que Gorius y Destorme, cuando se asocian, podrían estar para jugar en algún club mejor. Lo mismo que cuando ves por primera vez a un atrevido Brüls y observas con atención en cómo Thijs, Jorgensen y Smolders dominan en el centro del campo mientras El Ghanassy sigue desequilibrando como la temporada anterior. O ser consciente de que es casi imposible juzgar a un equipo como el Mons cuando juega ante todo un Anderlecht sobre un campo casi impracticable, aunque consiga sacarle un puntito.
A veces estas pequeñas sorpresas no tienen un resultado material, en forma de puntos. Pasó ayer con el Círculo de Brujas, que le creó muchísimos problemas a un frágil Genk. Lo hizo con cierto orden, con el criterio de Evans y Cornelis en los laterales, con Renato Neto al mando del centro del campo y con Rudy y Vetokele creando muchísimas oportunidades arriba. Al final las genialidades de Barda evitaron que el Círculo de Brujas puntuara, pero mereció la pena ver a los visitantes competir pese al 4-2 final.
Situación totalmente opuesta a la del Kortrijk-Standard de Lieja. Aunque el equipo visitante estaba totalmente mermado por las lesiones y el local incluso lo superaba en la clasificación. Únicamente ya por la oportunidad de verse sorprendido por un equipo sólido, organizado, más que correcto con el balón uno ya puede sonreír e irse satisfecho. Y más cuando Joseph-Monrose hace una maniobra digna de un gran jugador para sentenciar el partido en el tiempo de descuento, poco después de entrar, y poner un 2-0 en el marcador.
Cuanto más bajas son las expectativas, a veces por propia ignorancia, mayores son las sorpresas. Y lo mejor ocurre cuando estas sorpresas son gratas, como en el caso de la Jupiler League. Aunque en ocasiones uno empieza a pensar que debe verla más a menudo. Pero entonces los días deberían tener, como mínimo, 30 horas.
Así he podido ver a algunos equipos que no recordaba haber visto recientemente. En parte porque siempre hay que escoger entre muchos partidos cada fin de semana y te acabas decidiendo por otros. O porque no hay manera de verlos. Sea como fuere, esta semana he podido ver a Mechelen, Círculo de Brujas, Kortrijk, Mons y Gent. Y he disfrutado bastante.
Ver a Genk, Brujas, Standard de Lieja y Anderlecht es más fácil al ser los grandes y al estar jugando competición europea. Pero eso no significa que no pueda disfrutar con el gran año de Matías Suárez, los finísimos Vainqueur y Dirar, el trabajador Buyens o los habilidosos De Bruyne y Cyriac. Pero lo mejor viene cuando ves a otros equipos, Gent aparte, a los que no recuerdas haber visto en bastante tiempo de manera regular. Y entonces, cuando las expectativas no son tan altras, es cuando más disfrutas.
Me pasó cuando vi al Mechelen o al Mons plantarle cara al Anderlecht. Tuve la oportunidad de ver una exhibición de Destorme y Gorius, la interesante salida de balón de De Witte o los desmarques de ruptura de Diabang Dialiba. Esa sensación de ver que Gorius y Destorme, cuando se asocian, podrían estar para jugar en algún club mejor. Lo mismo que cuando ves por primera vez a un atrevido Brüls y observas con atención en cómo Thijs, Jorgensen y Smolders dominan en el centro del campo mientras El Ghanassy sigue desequilibrando como la temporada anterior. O ser consciente de que es casi imposible juzgar a un equipo como el Mons cuando juega ante todo un Anderlecht sobre un campo casi impracticable, aunque consiga sacarle un puntito.
A veces estas pequeñas sorpresas no tienen un resultado material, en forma de puntos. Pasó ayer con el Círculo de Brujas, que le creó muchísimos problemas a un frágil Genk. Lo hizo con cierto orden, con el criterio de Evans y Cornelis en los laterales, con Renato Neto al mando del centro del campo y con Rudy y Vetokele creando muchísimas oportunidades arriba. Al final las genialidades de Barda evitaron que el Círculo de Brujas puntuara, pero mereció la pena ver a los visitantes competir pese al 4-2 final.
Situación totalmente opuesta a la del Kortrijk-Standard de Lieja. Aunque el equipo visitante estaba totalmente mermado por las lesiones y el local incluso lo superaba en la clasificación. Únicamente ya por la oportunidad de verse sorprendido por un equipo sólido, organizado, más que correcto con el balón uno ya puede sonreír e irse satisfecho. Y más cuando Joseph-Monrose hace una maniobra digna de un gran jugador para sentenciar el partido en el tiempo de descuento, poco después de entrar, y poner un 2-0 en el marcador.
Cuanto más bajas son las expectativas, a veces por propia ignorancia, mayores son las sorpresas. Y lo mejor ocurre cuando estas sorpresas son gratas, como en el caso de la Jupiler League. Aunque en ocasiones uno empieza a pensar que debe verla más a menudo. Pero entonces los días deberían tener, como mínimo, 30 horas.
Pienso igual que tú, cuanto más bajas son las expectativas más sorpresas se puede llevar uno y con el fútbol que menos conocemos podemos comprobarlo.
ResponderEliminarEnorme artículo, pienso desde hace algún tiempo que la Jupiter league se acerca cada vez más a la Eredivise y a la liga francesa. Si sigue este derroche de talento en la liga belga en los próximos años, debería ascender puestos en el ranking de ligas europeas. Uno de sus puntos fuertes es la competitividad, hasta 6 equipos están luchando por el primer puesto.
ResponderEliminarUn saludo!
creo que una de las cosas que más me apasiona sobre el fútbol, son de hecho las sorpresas, a pesar que hay estrategia y todo eso para tratar de como hacer el juego favorable según lo planeado por cada técnico, siempre existe la variable de la sorpresa en el fútbol
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