Pinchazos en las grandes citas del sábado

Hoy hubo tres grandes partidos en los que, directamente o indirectamente, se podía decidir el liderato de 3 ligas distintas. Primero vino la cita en Alemania. Tras la derrota del Bayern ante un Eintracht que remontó en apenas unos minutos el 0-1 a favor del Bayern, venía el partido estelar del sábado en la Bundesliga. El Bayer Leverkusen tenía que jugar en el Westfalenstadion, un partido complicado en el que sorprendemente dejó a Toni Kroos en el banquillo.

El Bayer fue superior al Borussia Dormund durante la primera mitad. Tuvo 3 grandes oportunidades, un disparo a bocajarro de Kiessling, un cabezazo de Derdiyok que paró Weidenfeller, soberbio en ambas ocasiones. Y a lo que no llegó Weidenfeller, apareció el palo. Concretamente el paló desvió un disparo de Derdiyok. El partido estaba abierto y el Bayer Leverkusen tenía las ocasiones más claras, aunque el Borussia Dormund mejoró durante los diez últimos minutos de la primera mitad, cuando empezó a crear peligro.
Pero en la segunda mitad, todo cambió. El Dormund salió enchufadísimo, creando ocasiones, generando peligro. El Bayer Leverkusen se veía desboradado en defensa, presionado cuando tenía el balón y fallón tanto en ataque como en defensa. Así llegaron dos goles de Barrios, el primero a la salida de un córner tras fallar una clara ocasión, que dejó a los jugadores del Leverkusen congelados. Entonces salió Kroos, pero ya era demasiado tarde. Con Kroos, el Bayer Leverkusen apretó y tuvo sus ocasiones, pero su esfuerzo no fue suficiente para acercarse en el marcador, para meterse en el partido. Cuando más apretaba el Bayer, Rangelov sentenció el partido al contraataque, poniendo el 3-0 definitivo en el marcador, y dejando al Bayer igual que al inicio de la jornada. El Bayer Leverkusen no pudo aprovechar el tropiezo del Bayer y el Borussia Dormund se acerca al Bayer y se consolida aún más en la cuarta plaza.

Cuando aún faltaba un rato del partido estrella de Alemania, empezó el partido que podía decidir la Eredivisie, el PSV Eindhoven - Twente Enschede. El Twente sabía que el empate en el Phillips Stadium le valía para cumplir con su partido, mantener su ventaja de 5 puntos sobre el PSV y acercarse un poco más al título de campeón. Por eso durante la primera mitad intentó sacar siempre el balón jugado, jugando con paciencia, orden y bastante criterio. Tocaban bien el balón y el PSV se veía obligado a presionar. La primera mitad no fue demasiado intensa y no hubieron ocasiones demasiado claras. Bakkal falló la ocasión más clara, enviando a las nubes un buen centro desde la izquierda. En la primera mitad al PSV parecía faltarle precisión en sus pases, sus paredes eran imprecisas y los jugadores no acababan de coordinarse en ataque. Pero esta vez, el partido también cambió en la segunda mitad.
El PSV salió enchufado, a por todas, a marcar un gol que le acercara al Twente en la clasificación. Por eso, en el minuto 48 pudimos ver una estadística muy representativa sobre el encuentro: el PSV había disparado 12 veces por 4 del Twente. Y el PSV encontró su merecida recompensa tras un remate de Koevermans, tras una gran jugada colectiva, muy rápida y con unos cuantos pases al primer o al segundo toque. Pero aún faltaban 40 minutos de partido para que el Twente espabilara, y su juego empezó a ser más directo. Aunque no apareció Bryan Ruiz, apareció el veterano Kenneth Pérez para avisar al PSV que el partido aún no se había acabado. Poco a poco el Twente se fue imponiendo a base de pases, a base de posesión, que muchas veces era en su campo ya que los centrocampistas parecían tener la orden de pasarla atrás si no tenían un pase muy claro. Pero al final, en el minuto 72, una rápida combinación en ataque acabó con un gran gol de N'Kufo. Entonces se me colgó la imagen y no pude ver más partido, pero creo que el Twente debió dar por bueno el resultado y debió volver a la idea inicial de su partido. Fuera como fuera, el PSV no consiguió ganar y la liga holandesa se aleja un poco más, va en camino de repetir el camino del año pasado, año en el que apareció un tercer equipo por encima del PSV y del Ajax para arrevatarles la liga. El año pasado fue el AZ Alkmaar, este año parece ser el Twente de McClaren.

Y el último partido también había empezado cuando el partido anterior aún estaba en marcha. Me refiero al Palermo - Inter, que ya iba 1-1 cuando lo empecé a ver, ya cerca del final de la primera mitad. En la primera mitad, Milito recibía muchos balones arriba, pero estaba demasiado solo para dárselos a alguien y la defensa del Palermo, que estuvo muy bien, se le echaba encima antes de que puediera pensar demasiado. Me sorprendió el conjunto de la defensa del Palermo, que estuvo muy correcta, muy despierta, agressiva en su punto y atenta para anticiparse a muchos pases. La defensa interceptó muchos pases que proporcionaron al Palermo claros contraataques, generalmente conducidos por los dos grandes del equipo, por Pastore o Miccoli, que acababan casi siempre en una buena ocasión de peligro. Pero el Palermo falló demasiados contraataques, fuera por apariciones de Julio César, por egoismo de Cavani en algunas ocasiones o porque alguien no llegó a algún centro. Estas ocasiones falladas dieron vida al Inter, que al final del partido intentó cortar a Pastore y todas sus oportunidades de generar peligro al contraataque ante un árbitro que generalmente dejaba seguir el juego, propiciando un partido abierto, de ida y vuelta. Al final del partido el cansancio pudo con el Palermo, que no podía contraatacar con un poco de cabeza, como se vio en un contraataque de Cavani, que dejó sentado a Samuel, y chocó con el cuerpo del defensor que ya estaba en el suelo. El Inter acabó el partido conservando el balón y la posesión para evitar contraataques y para evitar que el partido se rompiera aún más. Al final el partido acabó con empate a uno y el Milan se puede poner líder si gana al Napoli. Quiero destacar que el partido de Bertolo me gustó bastante, ya que el jugador argentino parecía estar en todos sitios.